El alcalde, Juan Franco, y el concejal de Urbanismo, Daniel Martínez, han explicado la hoja de ruta que seguirá el Ayuntamiento de La Línea de la Concepción tras el anuncio de aprobación definitiva del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) realizado ayer por la consejería de Fomento, Articulación del Territorio y Vivienda de la Junta de Andalucía.
Dicha aprobación viene condicionada a la subsanación de deficiencias antes de su publicación y vigencia. Por ello, tras estudiar el texto por parte de los técnicos municipales y Estudio Seguí (empresa adjudicataria de la redacción), se resolverán dichas deficiencias y se dará cuenta al pleno, como muy tarde en el mes de septiembre. Después se remitirá el resultante a la Junta para su publicación en el BOJA y entrada en vigor.
Juan Franco ha destacado que el PGOU ha contado con un alto nivel de participación ciudadana de todas las zonas del municipio y ha supuesto años de esfuerzo. La intención es continuar con la línea marcada de “austeridad, sensatez, de no comprometernos con lo que no podamos hacer e ir generando las condiciones para que la inversión privada llegue a la ciudad”. Otra ventaja será el aumento de ingresos municipales por tasas de licencias de obras o impuestos de construcción e instalaciones, actualmente muy bajos, que aportarán más recursos para mejorar los servicios a la ciudadanía. Su entrada en vigor supondrá también la creación de una oficina específica que centre el desarrollo del Plan.
El alcalde ha expresado su satisfacción por esta noticia. Aunque señaló que el PGOU está condicionado por “situaciones heredadas” y por la legislación, entiende que “servirá para abrir oportunidades de desarrollo para la ciudad.” En este sentido, el edil de Urbanismo ha avanzado la intención municipal de “continuar tramitando”, pero ya será sobre un documento base muy actualizado a los usos actuales que necesita esta ciudad, en vez sobre un PGOU de 1985, con texto refundido en 1993, que resulta “obsoleto”.
Martínez ha aclarado que la Junta, por un lado, señala nueve puntos muy concretos, ninguno de ellos relacionados con el Zabal, en su mayoría errores materiales o contradicciones entre el articulado de un texto con una extensión “brutal” de miles de páginas. Por otro, existe una suspensión del documento motivada por diferencias en la interpretación de la ley que afecta a tres cuestiones: trato del sistema general comercial, reordenación pormenorizada de las áreas de reforma interior y planes especiales de reurbanización. “En ningún caso va a suponer ningún tipo de retraso en la tramitación del documento”, señaló el edil, quien ha manifestado que tanto el Ayuntamiento como Seguí han recibido la enhorabuena por el trabajo realizado.
Una vez que el PGOU entre el vigor, las prioridades del equipo de gobierno pasan por proyectos como la ejecución del Sistema General Viario 8 en el acceso norte a la ciudad. Según Martínez, no solo por tener un acceso que no atraviese un polígono industrial, sino porque “se colmatan los suelos industriales en la parte derecha, y en la izquierda se creará un suelo urbanizable residencial de densidad importante”. Otros proyectos prioritarios son la reurbanización del recinto ferial, el centro tecnológico, o la adecuación y creación de zonas deportivas en las zonas norte y sur de la ciudad.
Sobre el Zabal, el alcalde manifestó que existe una realidad catastral y otra registral, ya que aunque las viviendas de esta zona están fuera de planeamiento, en la actualidad el 80 por ciento de las viviendas paga su IBI. Con el nuevo PGOU, se convertirá en una zona de suelo urbano no consolidado, con baja edificabilidad, provista de equipamientos generales y de grandes espacios libres públicos. La intención es “dotar de urbanidad” a las 1200 viviendas existentes, con sus costes de urbanización, excepto aquéllas que, como señala la Junta de Andalucía, “ocupan suelos rústicos de especial protección por ser parte de dominios públicos hidráulicos o de vías pecuarias, o bien las que se ubican en suelos con riesgos de inundación.”
Con respecto al barrio de San Pedro, el actual plan parcial Pedreras, con una gran extensión y sin desarrollar, se convierte con el nuevo PGOU en suelo urbano no consolidado y se divide en cuatro. De este modo, cada uno de ellos tiene menor número de propietarios y es más fácil llegar a acuerdos, posibilitando así dotar de equipamientos la zona. Asimismo, se ha cambiado la ordenanza sobre construcciones para incentivar la creación de locales comerciales de planta baja autorizando una mayor edificabilidad.
Por otro lado, el Conchal, con un plan parcial aprobado pero sin finalizar su urbanización, se considera también suelo urbano no consolidado. El PGOU dará opción a modificar el plan parcial, redistribuyendo la edificabilidad para adecuarlo a las necesidades de los inversores interesados, ya que supone una prioridad “que los vacíos urbanos se desarrollen”.